miércoles, 15 de marzo de 2017

Relámpago el caballo, 4ta parte


Viene del capitulo anterior 

 

Capítulo IV

El escape

 


 

- ¿Por qué se ríen de mí, les hace gracia mi tragedia?

            Mengele hizo un ademán con su brazo derecho, para que todo el mundo se callara e iba a empezar a hablar cuando Ceferino lo interrumpió con la siguiente pregunta y una mirada penetrante directo a sus ojos.

-Júpiter, tú siempre me has dicho la verdad o, por lo menos, me has hecho creer eso; quiero que lo hagas ahora sin más rodeos filosóficos.

-Míralo de esta forma, muchacho, el profesor Júpiter Stein que tú conoces es sólo un disfraz que utilizo para entrar en contacto con los niños mapuches y la escuela; un medio para analizarlos a ustedes con el fin de ayudarlos con mi ciencia, porque mi meta real es de lo más altruista: tú ibas a ser el segundo Adán, la piedra angular con la que pretendía comenzar el reinado del superhombre. A propósito, mi nombre es Sigfried Mengele

-¡¿Sigfried qué?!

-Así como lo oyes, soy Sigfried Mengele, hijo del doctor Joseph Mengele, el mismo al que acusaron de crímenes de guerra allá por los años cuarenta y que es el fundador de nuestra gloriosa nación, Nueva Thule.

            Ceferino no daba crédito a lo que escuchaba; era un verdadero balde de agua fría a sus sentimientos

- Si el doctor Júpiter nunca existió, ¿quién es usted?

-  Creo que la única pregunta válida aquí es: ¿qué eres tú?

            Ceferino meneo la cabeza y sin quererlo hasta relincho; era como si una tempestad hubiera derrumbado ese castillo de naipes que creía su mundo, pero sabía que tenía que reaccionar porque quedarse vacilante sería lo peor. No podía evitar dejarse embargar por la emoción y, entre lágrimas y llanto, Ceferino pregunto lo siguiente

- Pero si en esa escuela he sido muy feliz: allí aprendí a leer, escribir, hacer matemáticas y para usted es como un experimento nazi.

-Yo no soy un nazi ni ninguno de los presentes aquí; es cierto que tenemos raíces nazis por parte de nuestros tatarabuelos, pero ellos son una generación fracasada que quiso cambiar el mundo por medio de una tonta guerra. En cambio, nosotros lo haremos de manera pacífica por medio de la ciencia - dijo doblando su antebrazo con el puño, el rostro contraído y una sonrisa de orgullo.

-Yo a ti te admiraba.

-Pues siento mucho decepcionarte, Ceferino, lamento tanto que todo hubiera salido mal, aunque también deberías estar agradecido: si todo hubiese salido bien ahora tendrías un cuerpo mil veces mejor. Eso ya no podrá ser porque, igualmente, en el fallido experimento eso se carbonizo y hacer uno así de nuevo me llevará años.

            Aquellas frías palabras de Mengele entraron a los oídos de Ceferino y llegaron como un puñal a su corazón.

-Así que eso es lo que soy para usted, una especie de conejillo de indias.

-Escucha Ceferino, no sabía que todo iba a resultar así...

 

-Al menos devuélvame a mi cuerpo; así Centella y yo podremos salir de aquí sin mayores inconvenientes; usted no me necesita más.

-Mi querido Ceferino, debes estar bromeando con eso de devolverte a tu cuerpo, ¿de verdad quieres volver a ser el inferior mapuche que eras? Ceferino, tú resultaste más tonto de lo que te creía en clase. Será interesante saber que haré contigo pero, por ahora, sólo eres una pregunta sin responder.

            Le dio la espalda y se va. Luego de eso, en un alarde de locura o exagerada osadía, Hagen dijo lo siguiente.

-Dígale la verdad, jer doctor, de nada vale que usted se lo oculte todo si ya es demasiado obvio: él es un proyecto fracasado, un ejemplo más de que los experimentos tipo Frankenstein no están exentos de riesgos. Usted sólo ha perdido el tiempo con él.

            Enseguida se reanudaron todas las carcajadas, tan intensas, que hicieron retumbar las paredes del colosal salón

- ¡¿Cómo me llamaste?!

            El cuerpo de Ceferino/Centella comenzó a generar energía eléctrica y se divisaba pequeños rayos alrededor de su cuerpo, lo que provocó que Mengele diera la vuelta y observara sorprendido.

-Interesante, nunca pensé que lograría algo así ¡¡Él está vivo, vivooooo!! – dijo como poseído.

 


             Hagen agregó

-Señor, estoy registrando una generación de energía de un millón de kilowatts y se está incrementando rápidamente a quinientos mil kilowatts por segundo.          

            El caballo estaba incluso forcejeando violentamente contra el efecto paralizante de la luz.

-Hagen, ¿él también puede liberarse de nuestro rayo paralizante?

-Es una posibilidad.

            Hagen presiona un haz de luz, que parece un botón en su tablilla plana; a todas luces era una especie de tablero de control, lo que hace que del suelo metálico surjan algo parecido a unas pesadas bases metálicas que aprisionan las patas del caballo. Éste luego se suelta haciendo un mínimo esfuerzo de fuerza sobrehumana, dejando los restos de metal retorcido en el mismo lugar. El caballo siguió produciendo electricidad, como si de un generador se tratara, haciendo que los presentes instintivamente se retiraran de allí.

- ¡¡¡Nada puede contener mi furia, farsante!!!!!

            Sigfried Mengele se aleja de allí, a paso rápido, deteniéndose apenas unos metros de la salida y dice lo siguiente.

- He creado un monstruo: cada una de esas bases pesaba cuatro toneladas; casi el doble que un auto.

-¡¡¡Es mejor irnos jefe, el último registro de su carga energética dio como resultado diez millones de voltios!!!

- Que es el equivalente a un relámpago

- ¡¡Creo que está generando aún más energía!!

-Esta ha sido mi obra más espectacular y también la más desastrosa. Salgamos de aquí, antes que la descarga chamusque todo este cuarto ¡Hasta nunca, fenómeno!

 


             Todo el mundo salió de allí, como si hubiesen seguido al pie de la letra un manual de evacuación y luego se cierran las pesadas compuertas del cuarto, dejando a Ceferino sólo. Por fin queda libre del rayo paralizador, pero emitiendo descargas eléctricas cercanas a los veinte millones de watts. Repentinamente, se da una explosión, tan intensa como la de un quásar y si todavía hubiera alguien allí, seguramente se hubiera desintegrado.

            Un gigantesco relámpago sucedido por un trueno, cuyo ruido estremeció la cúpula de los cielos, salió disparado de la isla Frienship hacia algún lugar remoto de la 1Patagonia. El caballo quedó postrado en el centro de un gran cráter creado por él mismo al caer. No recordaba nada y apenas se puso a trotar enérgicamente cuando su cuerpo salió disparado de donde estaba, como un rayo, llegando a dar al otro lado del mundo, en donde chocó con un reactor nuclear iraní haciéndolo estallar en pedazos. Instintivamente se fue de allí, a la misma velocidad, para estrellarse nuevamente contra una estación televisiva de la lejana 2Bielorrusia, interrumpiendo la señal televisiva del dictador de turno; luego volvió a usar su velocidad luz para caer en una base israelí, que quedó completamente destruida por el impacto; después, se fue despavorido, para chocar contra las oficinas del Vaticano, lo que lo horrorizo y el siguiente salto lo hizo chocar contra los muros del 3Pentágono.

            Con el siguiente salto chocó en el cementerio japonés de 4Yasukuni creando un colosal cráter; luego, con otro impulso de su pata, se estrelló contra una base de submarinos chinos frente al mar de Japón. Justo en el momento de que observaba a sus nuevas víctimas, llegó a tener una imagen mental de donde quedaba la Patagonia, como si la viera por satélite y en vivo, de modo que pudo regresar en el acto como el relámpago que era.

            Llegó allá en medio de una intensa lluvia, que dejó el pasto humedecido y resbaloso, dificultándole su ya precario andar como caballo, de tal forma que se caía a cada rato. Su mente se convierte en una especie de proyector de viejos recuerdos: las veces en que se sentía incómodo al lado de su noble pero supersticioso padre, Pelantaro, el ulmen de la tribu; aquella ocasión en que Stein lo acompañó mientras alzaba un trofeo de fútbol ganado por su escuela; los momentos en que él y Júpiter contemplaban hermosos atardeceres sentados en glaciares patagónicos; la conmovedora ocasión en que don Júpiter lo fue a visitar al hospital, luego de haberse quebrado la pierna en una manifestación contra una represa que amenazaba con secar el río Negro, el que baña el territorio de su tribu... Gratos momentos que ahora no eran más que instrumentos de tortura de la fuerza del dolor; ese verdugo cruel que no respeta ni viudas, seres afligidos, o niños abandonados. Lo que más anhelaba en aquel instante era poder borrarlos de su mente, para no sufrirlos ahora que descubrió el engaño.

            Si olvido esos recuerdos dejaré de ser quien soy, debo mantenerlos en mi memoria por más que duelan; así podre usarlos para cerrar éste ciclo dolor y abrir otro en donde pueda volver a empezar para lograr continuar mi camino de vida. Pero sé que hacer esto ahora es en extremo difícil; oh Ngenchen, dame la entereza para soportar esta embarazosa decisión.

            De repente, logra acercarse a una charca, de proporciones respetables, que se formó en el suelo por acción de la lluvia, y vio en lugar de su bello rostro de muchacho, a un caballo color azabache con crin blanca, lo que provocó que de inmediato entrara en un estado de ira y demencia incontrolable, dando un grito desesperado con una voz claramente humana. Su humanidad se había perdido para dar cabida a la bestia.

- ¡¡Noooooooooooooo!!


Notas

1.      Patagonia: Así es conocida casi toda la región al sur de Argentina, limítrofe al norte con la Provincia de Buenos Aires. Su extensión es tal, que abarca más de la mitad de aquel país y es en donde se encuentran los mapuches. El clima al norte es templado, con una flora y fauna parecida a la norteamericana; el sur es semiárido, de vegetación escasa, baja precipitación lluviosa y no es un lugar apto para la vida, a menos que se baje al extremo sur, que está más cerca de la Antartida, el continente helado. Debe su nombre a una tribu de aborígenes de estatura elevada – ese pueblo, aunque escaso, aún existe y se llaman patagones, a quienes el descubridor portugués al servicio de España, Fernando Magallanes, los bautizó así por supuestamente tener pies grandes o grandes “patones”-.

2.      Bielorrusia: Un país de Europa oriental que limita entre Polonia y Rusia; su nombre significa “Rusia blanca”. Originalmente parte del imperio ruso, sufrió todo tipo de invasiones de alemanes, suecos, franceses y contraataques de los propios rusos; es por este motivo que sus pobladores son la mezcla de todos estos grupos que la llegaron a ocupar, de modo que tienen una cultura e identidad propia. Es gobernada por el dictador Vladimir Lukashenko.

3.      Pentágono: Es el edificio de oficinas más grande del mundo y sede del estado mayor del ejército de Estados Unidos de Norteamérica. Su nombre se debe a que todo el edificio tiene la forma de un gigantesco pentágono.

4.      Yasukuni: El cementerio de veteranos de guerra más famoso de Japón. Todos los enterrados allí son reconocidos por los japoneses como héroes, aunque debe su mala fama foránea al hecho de que también acoge los restos de criminales de guerra de la segunda guerra mundial. Debido a esto, todos los pueblos de Asia – con especial atención en China - , reaccionan con infamia cuando un primer ministro japonés realiza una reverencia pública a los caídos enterrados allí; generalmente este acto es realizado con más frecuencia por los políticos de la derecha japonesa. También era una tradición de los soldados japoneses, antes de ir a la guerra, decirse entre sí la siguiente frase: “nos veremos en Yasukuni”.

 

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