viernes, 30 de junio de 2023

Relámpago el caballo, 13ra parte

 Viene del capítulo 12





Capítulo 13

El rescate

            Kahena trabajaba dentro del granero, soldando unos componentes electromagnéticos protegida por una máscara, guantes y un peto de cuero, hasta que apareció Ceferino/Relámpago. Los dos comenzaron a hablar en mapudungun, a mi parecer, de manera muy animada.

Aquí te traigo estas piezas electrónicas, ya puedes comenzar a construir.

Eso sí que fue rápido.

Esta vez demore un poco más de la cuenta.

            Ella observó con detenimiento lo que le había traído Ceferino y dijo.

Dime la verdad, éste no es material terrestre, ¿verdad?

No, lo obtuve atacando una de las naves espaciales de esos thulenianos.

Por favor, dime que no los mataste.

No vas a creer que todavía hago eso ¿O sí?

¿Y qué les hiciste?

Los dejé en el basurero de Nueva Thule

Ja, ja, en verdad se lo merecían, a propósito, te voy a mostrar algo.

            Ella le enseñó su lanza de titanio, extensible por los dos extremos.

No dejas de impresionarme, excepto que falta algo.

¿Qué cosa?

 Las puntas, todas las lanzas de combate tienen, aunque se vería genial que en ésta fueran dobles, pero todo eso lo podemos trabajar luego, con más calma y algo de estudio de la tecnología de esos thulenianos, porque tuve suficiente tiempo para estudiarlos.

Qué bueno, porque ahora tengo muchas ganas de comenzar a entrenar para combatir a esos falsos extraterrestres, sin olvidar el rescate que tenemos planeado.

Comencemos

            La niña se volvió a quitar la máscara de soldador para ponerse la capucha, - ya tenía desde hace rato su traje de Cóndor de Luz puesto - que ahora tenía adheridos a ella dos lentes redondos de color plateado en cada uno de los espacios que servían para permitir la visibilidad

- Aunque te ves más sicodélica que antes, ¿segura que puedes ver a través de eso?

- Y vos, ¿cómo se supone que puedes hacer tantas cosas increíbles con cuatro patas y un cuerpo de cabacho?

            La chica fue hasta un armario, que estaba en una de las distantes esquinas del depósito, de donde sacó una especie de capa con capucha en forma de cóndor adherida, de color plateado.

- ¿Qué tal ahora?

¿Acaso no es esa capa parte de tu viejo disfraz para recibir en el We tripantu? – ese es el año nuevo mapuche.

- Sí, pero...

            Ceferino la interrumpió con uno de sus sonoros relinchos.

- No te preocupes, te queda bien, otra última cosa antes de partir, ¿no crees que te deba ajustar tu traje a medida que creces?

            Kahena se miró de arriba abajo

Tal vez un poquito, aunque quizá no necesite mucho; ya me faltan pocos años para llegar a mi estatura normal, por lo menos el de una mapuche. Además de eso, este material es el más autoajustable que he visto y me he dado cuenta de que es también es mucho más fuerte que el espandex o el nylon.

Manos a la obra pues, móntate en mis lomos; veamos qué tanto de protege tu traje de mi electromagnetismo. Te advierto que no lo estaré graduando como cuando estás montada sin él

Entiendo tu punto, probémoslo ya.

            Así fue como comenzaron a entrenar juntos, realizando diversas proezas que para un humano promedio parecerían imposibles, como cuando Kahena realizaba katas marciales mientras estaba parada en los lomos de Ceferino. Éste levitaba en el aire avanzando de manera muy lenta, dejándose llevar por el viento.

- ¿No te da miedo caerte?

- Para nada, eres mi seguro de vida; yo, en cambio, me concentraré en practicar combate cuerpo a cuerpo aéreo.

            Realizando uno de sus movimientos, Kahena dio un paso en falso y cayó al vacío.

—¡Auxilio!

—¡Por Ngenchen, no desesperes Kahena, a ti voy!

            Ceferino fue hacia abajo, a velocidad luz, adelantándose al cuerpo de Kahena, que estaba cayendo al vacío. La rodeó en una burbuja electromagnética, que hizo su caída mucho más lenta, hasta quedar a baja altura de la silla de montar, haciendo desaparecer la burbuja para permitirle al cuerpo de la niña caer suavemente allí. Quedó montada en el asiento de cuero.

— Ufff, me diste un gran susto.

—Y yo no me debí haber asustado tanto, tú estabas conmigo, ¿podemos practicar eso de nuevo?

            Él da un relincho meneando la cabeza y sacudiendo su abundante crin.

—De verdad tú estás loca.

 —¿No que queres vencer a esos super monstruos?, tenemos que ser mejores que ellos.

—Está bien, pero sólo una vez más.

            Horas después, Kahena sólo tiene puestos los guantes de su traje; con ellos trataría de abrir una pequeña caja, siendo observada por el caballo.

—Qué bueno que esa caja fuerte es una reliquia.

 — Por lo menos sabemos que papá ahora tiene una mucho mejor.

            Ella arrancó la puerta de la caja de seguridad casi sin esfuerzo, causando durante el proceso que el metal se doblara y que el sonido de hierros retorcidos y tornillos lanzados al aire se escuchara.

—¿Vos viste qué sencillo?

—Cuando vuelva a ser humano quiero una de esas. Volviendo al grano, me parece que necesitamos un reto mayor, algo que nos haga sentir seguros de que podamos hacer esto.

— ¡¡Macho, tenes razón!! ,¿no queres salvar a alguien?

           

 

- Ya sé que debemos salvar a los treinta guerreros de la tribu, que fueron a buscarme.

- No, a ellos los salvaremos de todas formas, hablo de los demás; el mundo está lleno de personas que necesitan ayuda, que están en peligro ¿Recuerdas que hablamos de eso poco después de reencontrarnos?

            Relámpago queda paralizado como una estatua equina y, según mi impresión, no está muy feliz con lo que le dijo su hermana.

—¿Qué pasa, hermanito?, ¿no recuerdas que conversamos de la misión de tu vida?

            El caballo bajo la cabeza y le respondió en tono lúgubre.

—No, Kahena, no siento que salvar a los humanos valga la pena.

—¿Por qué?, ¿qué piensas ahora?

—¿Recuerdas de lo que te hable de mi visión remota?

            Si vieras la expresión que puso la niña, te darías cuenta de que quedo con la boca abierta y todo su cuerpo en estado de shock.

 —¿No me digas? ¿Es ese poder con que…

—Sí, hermanita, el mismo que me permitió verte hablar con Kintukewun; no fue a propósito, simplemente sucede que, la mayoría de las veces, esas visiones me vienen así. Y te tengo que contar algo, en estos meses que pase desde que Mengele me transformó en esto que soy ahora, he sido testigo de la maldad humana.

—Me parece extraño ese cambio en ti, hermanito, tú siempre creíste que el ser humano es bueno por naturaleza.

            Relámpago/Ceferino meneo su cabeza.

—Me equivoque

—A ver, ¿qué viste con tu visión remota?

—Más de lo que debería ver y más de lo que debería saber.

            Kahena cruzo los brazos.

—Bien, cuenta, soy toda oídos.

—¿Sabías que durante siglos las mujeres han estado tratando de manipular a los hombres y estos últimos de dominarlas a ellas?

            Kahena no se mostró sorprendida.

—La eterna y estúpida competencia de los sexos; al no ser capaces de entender ni cooperar entre géneros, cada uno de los dos busca beneficios del o la otra por medio de sus mejores armas; las mujeres con su intuición y los hombres con su fuerza. Bien, continúa.

—Las personas más religiosas son las más hipócritas y las que menos creen en un dios suelen ser las más sensatas.

            Kahena movió una mano en señal de negación.

—Pero esa regla no siempre se cumple, hay personas que en verdad se creen lo que predican y hay gente atea de lo más materialista pero sí, no te quito mucha de la razón. Por cierto, por la manera en que la dijiste y te expresaste, note que estabas aterrorizado.

            El caballo cerro los ojos por un momento, luego los volvió a abrir.

—He muchos sacerdotes católicos romper sus votos de castidad, tanto en relaciones consentidas como en actos de lo más abominables….

—¡Basta Ceferino!, no me cuentes esas cosas.

—¿Sabías que hay pastores evangélicos que tienen varias amantes?

            Y Kahena se rio a carcajadas.

—Bueno, Ceferino, eso es como hablar de nuestras costumbres antiguas mapuches; cada hombre mapuche de antaño se podía dar el lujo de casarse con cuanta mujer quisiera, especialmente si eras lonco o jefe de una tribu. No fue hasta la llegada del cristianismo a nuestras tierras que se reformaron mucho nuestras creencias religiosas. Lo que hacen esos winkas o no mapuches es básicamente lo mismo que hacían nuestros ancestros masculinos; que sea una hipocresía no admitirlo para aparentar pureza espiritual esa es otra cosa.

—Y también note la doble moral en las relaciones humanas; la mayoría dice lo que supuestamente piensa y, en realidad, hace otra cosa distinta. Muchas personas dicen ser ricas y en realidad son gente de clase media dándose importancia, hay parejas que en las redes sociales se juran amor eterno y, en realidad, ya están pensando en divorciarse; hay hombres que se hacen pasar por ser bien heteros, pero en su vida privada son de lo más homosexuales y no los culpo, están reprimidos y tienen miedo del que dirán…

            Kahena le extendió los brazos con las palmas de la mano hacia arriba en ademan de querer callarlo.

—Basta, hermanito, si sigue así vas a hacer una enciclopedia de todas las faltas humanas y tú, como siempre, te fijas en todos los detalles.

—Lo siento mucho, Kahena, soy así de nerd.

—Lo que ya es bastante raro para ser un mapuche.

—Y no te noto demasiado sorprendida por lo que te dije.

            Kahena le abre bien los ojos clavándole la mirada a Relámpago/Ceferino.

—¡Pues claro, Ceferino, si soy mujer!, ¿crees que desde hace cientos de miles de años no intuimos cosas?, tuvimos que desarrollar ciertos talentos como, por ejemplo, la intuición, esa que nos ayuda a darnos cuenta de las intenciones de otros hombres y también mujeres, para poder analizarlos y pensar cómo actuar frente a esas personas. Así que no me vengas con cuentos de que no conocías el mundo que te rodea; ustedes los hombres deberían desarrollar más la intuición y no tanto pensar con la lógica, que no es mala y en muchos casos es mejor que la de nosotras, pero si combinaran ambos talentos ustedes harían las cosas mucho mejor e, incluso, no serían tan manipulables por nosotras. Sin embargo, me alegro de que esos poderes que tienes te estén abriendo la mente; ahora sabes de cosas que te resistías a creer y entiendes que tus conclusiones lógicas de que la gente es buena por dentro no se justifica; recuerda que Aicapan, tu rival de la escuela, y muchos otros mapuches no son de buen corazón.

—Pero es no es lo peor, es lo que le hacen los seres humanos a los animales y ahora yo me identifico con ellos porque yo soy un animal.

            La expresión de Kahena cambio de la serenidad a la tristeza; se acercó a su hermano lentamente y lo abrazo por su equino cuello. Le comenzó a hablar en susurros.

—Y, sin embargo, el otro día tú me trajiste unos pescados envueltos en tu burbuja electromagnética para darme de comer, he incluso tú mismo me dijiste que extrañabas comer carne porque tu cuerpo equino no puede digerirlo.

            Relámpago quedo inexpresivo.

—Hay cosas de mi lado humano todavía se rehúsa a aceptar, pero la cosa en mi mente se pone cada vez peor.

—Cuéntame.

—¿Sabías que en Estados Unidos, en los albergues, si un animal no es adoptado en un mes lo duermen?

—¿Querrás decir matar?

—Sí

—No, no lo sabía.

—Y lo peor, los animales ya saben que los van a matar antes que lo hagan.

            Kahena se lleva las manos a la cara, cubriendo completamente su rostro.

—Por Ngenchen, eso debe ser una sensación horrible.

—Y ni se diga de los animales que viven en hábitats naturales; en todos ellos hay cazadores furtivos esperando asesinar a cuanto animal exótico encuentren y los gobiernos no destinan suficientes recursos económicos y humanos para proteger esos lugares.

—¿Seguro que puedes dormir pensando en todo eso?

            El caballo cierra los ojos y menea la cabeza de manera muy lenta.

—La verdad es que muy poco, apenas tres o cuatro horas y eso que tengo estos poderes; tú y yo sabemos que los animales de mi especie dormimos muy poco o nada cuando no estamos en manada o acompañados.

            Luego dijo lo siguiente en una voz más grave, como si estuvieras escuchando a la misma muerte desde ultratumba.

—Pero eso no es lo peor.

—¿Qué quieres decir?

—Lo peor, por lo menos para mí, es cómo los humanos tratan a sus caballos o, al menos, la mayoría de ellos....

Para, por favor, para ya...

Por que?

Ufffff

Es que ya lei, por internet, un articulo sobre lo que le hacen a los caballos en los hipódromos de Estados Unidos. Es horrible... en ese país llamado Estados Unidos de...

Estados Unidos de que....

- Yo sabía que tú ibas a decir eso.

- ¿Por qué?

- Porque tú siempre estas obsesionado con eso del nombre de los Estados Unidos de America.

-Pero si todos somos americanos.

- ¿Y a quien le importa?

 - A mi, porque todas las personas de este continente son americanos.

    Kahena se lleva las manos a la cabeza y la menea. Luego, extiende los brazos con las manos extendidas y dice.

- Asi se llaman a si mismos, ese no es problema de nosotros; tu sabes que todos los aborigenes de este continente le llaman Abya Yala. Si les quitas ese nombre a esa gente, les vas a quitar identindad, entonces no son nada. Es como si no te llamaras Ceferino Tahiel, serias el hombre sin nombre, sin identidad, sin pais, no serias nada...Dejalos que se llamen como les venga en gana y escribe una novela de teoria de la conspiracion de que ellos querian conquistar todo el continente y no lo lograron por culpa de que los derrotaron los españoles... Ese no es nuestro problema ya; si quieres escribe una novela sobre eso, que es una teoría conspiranoica tuya que tanto obseisona.

- Pero sólo tengo cuatro patas, no dos manos y dos piernas,  ¿cómo se supone que voy a hacer eso?

- Pero sólo tengo cuatro patas, no dos manos y dos piernas,  ¿cómo se supone que voy a hacer eso?

            Y Kahena extiende sus robustos brazos de forma leve, sin dejarlos rectos, palmas hacia arriba y le dice lo siguiente con una expresión algo más relajada en la cara.

-Pensaremos en eso después de que recuperemos tu cuerpo.    

- Si queres podemos empezar ahora ¿Te parece?

- Está bien, creo que podemos poner manos a la obra; de todos modos, la idea es que también sea un buen entrenamiento.

-      Pero yo no quiero ser un super héroe, y menos ahora que sé lo que los humanos le hacen a sus caballos.

   Ya hablamos de eso, Ceferino Tahiel; por ahora, es lo que harás. Recuerda la frase que te dije

   O eres lo suficientemente valiente para aceptar tu destino...

Y Kahena repitió el resto de la frase, mirándole fijamente a los ojos, como si escrutara su propia alma.

   O demasiado cobarde para aceptarlo.

            Entonces, Kahena extendió levemente el antebrazo y mano derechos, en un ademan que denotaba que ya lo que discutieron carecía de importancia.

   Bien, asi quedamos. Por cierto, ¿cómo está tu visión remota hoy, podes ver algo?

            La vista de Relámpago se fue mucho más allá del horizonte en que se encontraba.

- Creo que capto algo, unos cuatro tipos, de aspecto antisocial, que llevan unas bolsas con zipper y grandes fajos de dinero robado; están manejando por el este de Francia.

-      Manos a la obra

- Ella se puso su máscara, que en lugar de los agujeros que tenía anteriormente para poder ver, ahora tenía adherido a los cuencos unos lentes color blanco con forma de ojos de cóndor.

- ¿Qué se supone que es eso que cubren tus ojos?

- Es parte de mi uniforme; si me quiero llamar “Cóndor de luz”, debo hacerle honor a mi nombre.

- Se nota que no dormiste bien anoche; mientras fabricabas esos juguetes nuevos me hubieras pedido ayuda para terminar más rápido.

- ¿Con lo cansado que vos estabas?, te veías adormilado que parecías el saco de arena que termino de destruir Mengele en un entrenamiento.

- Bueno… cho.., Kahena vos no me creas tan debilucho; sé que es el hombre más poderoso del mundo, pero el hecho de que cho estuviera más acabado que el chapulín colorado tras una brutal paliza  no significa que me puede demoler de ese modo, o por lo menos aún no. A propósito – dijo Ceferino tratando cambiar de asunto -, ¿cómo los hiciste?, eso requiere cierto procedimiento industrial y tú y cho no poseemos la tecnología ni la materia prima.

- Se me ocurrió de repente, luego de haber estudiado esos extraños aparatos de aquellos nazis, como tú les llamas y estaba muy ansiosa. Con bastante afán, estudio y algunos componentes que cho extraje de esos dispositivos, pude crear unos lentes que me permiten ver bien de día y de noche, tan natural como el ojo humano pese a que siempre se ven blancos desde afuera; por medio de unos sensores casi microscópicos adheridos a sus aros me conecto a una aplicación de mi celular, que me permite tanto programarlos para ver en la oscuridad como estar pendiente de mis signos vitales y hasta el nivel de fuerza de mis botas y guantes gracias a la resonancia magnética del mismo móvil, vía la propia app.

- ¡¡Santo Ngenchen!!, por poco y te terminabas de inventar un google glass.

- Nah, mucha tecnología marea y también lo sabes bien, Ceferino.

- Ahora sí, ¡¡marichiwew!!

            Al fin la niña se montó sobre los lomos de su hermano para poder viajar. Éste, por medio de su visión remota se guio a la velocidad de la luz, hacia el este de Francia, provincia de Lorena, donde aquel veloz auto Skoda iba por la carretera.

            Justo en ese momento, un brillante relámpago cayó del cielo, a unos cuantos metros por delante de ellos. Al desvanecerse en la nada dejó visibles las figuras de Relámpago y Kahena montada en él. Los hombres hablaron en checo.

- ¿Qué visión espeluznante es esta?

            El que respondió fue quien manejaba.

- No lo sé, pero no pienso detenerme para averiguarlo

            Aceleró para tratar de atropellarlos. En ese momento, emanó del cuerpo del caballo una descarga electromagnética que anuló el sistema eléctrico del automóvil a la vez que lograba frenarlo para que no se accidentara.

¡¿Qué clase de magia es esta?! – preguntaba un tercero.

- Ya no tienen escapatoria – pensó en voz alta Ceferino

            Kahena decidió desmontar.

- ¡¿Pero ¡¿qué haces, no ves que te estás exponiendo al peligro?!

- ¿Y acaso no vamos a exponernos al peligro todo el tiempo?, para eso estamos entrenando ahora, ¿no?

            Ella continuó acercándose a ellos, mientras uno de los dos que salieron del carro le gritaba improperios en un idioma que no entendía. Los dos individuos vestían ropas oscuras y tenían sus rostros cubiertos de pasamontañas negros, con aberturas para respirar y hablar. Eran además distinguibles por su elevada estatura, que contrastaba con el porte menudo de la joven mapuche.

-  Tan grandes, pero cho puedo con ellos.

            En algún momento, uno de ellos comenzó a dar tiros con su pistola magnum calibre 38, lo que puso a Ceferino con sus crines de punta.

- ¡¡Por Ngenchen!!

            Usando sus poderes electromagnéticos, Relámpago detuvo la trayectoria de las balas haciéndolas caer al suelo, muy cerca de donde estaba Kahena.

-  Santo Ngenchen, este sí que es mi día de suerte – pensó ella en voz alta.

            Dos de ellos avanzaron hacia la niña encapuchada, en actitud desafiante, logrando rodearla. Ella saco su vara extensible, cuyos dos extremos se alargaron por los lados.

            Rápidamente, ella golpea a uno en la mandíbula, volviéndose hacia su derecha para derribar de una zancadilla provocada por su vara al otro, dejándolos inconscientes. Aprovechando que estuvo unos segundos ocupada con sus dos compañeros, uno de los hombrones la agarra por atrás elevándola en el aire  haciendo que su bastón se le cayera. Su compañero se abalanza hacia la niña, siendo golpeado por una patada de ella, quien todavía forcejeaba con el otro. Aprovechando la cercanía de su cabeza, ella lo golpea con un derechazo, rompiéndole la nariz, lo que hace que la suelte y la deje caer en el suelo, pero ella hizo una pirueta y cayo parada como un gato. Luego toma el bastón y lo noquea de un poderoso golpe a su cuerpo.

            El otro ladrón que pateo todavía estaba en el suelo, cuando rápidamente se recompuso, tratando de escapar por la campiña francesa. Kahena lo detuvo lanzándole su boleadora  - arma tradicional mapuche, con dos bolas pesadas a los extremos, conectadas por una soga, que se lanzaba a las piernas de las presas de caza o a los enemigos, enredándose en sus piernas hasta hacerle perder el equilibrio - a sus piernas, que lo hizo caer vencido en el suelo.

- ¡¡Salió mejor de lo que cho esperaba; Kahena, estuviste espectacular!!

- Gracias, tú también estuviste guapo.

            El caballo pareció sonrojarse

- Un momento, ¿no los mataste, o sí?

- Se supone que tú lo puedes descubrir; cho traté de no pegarles tan duro.

            Del cuerpo de Ceferino emanaron ondas invisibles de resonancia magnética, que llegaron a los cuerpos de los ladrones inconscientes, rebotando en ellos para después regresar a su emisor.

- Tenes razón, no les pegaste muy duro, ahora voy a averiguar de qué país es esta placa - se refería a la que estaba adherida a la defensa frontal del carro -; por eso entraré a la base de datos de la Unión Europea.

- ¿Desde cuándo vos podés hacer eso?

- Es que cho hice muchas cosas antes de reencontrarnos de nuevo, ni te imagina

            La placa tenía en su esquina izquierda el logo de la bandera de la Unión Europea y debajo de ella las iniciales CZ;  la numeración era 4B4 3567. Con sus poderes electromagnéticos, Ceferino era capaz de entrar su mente dentro de cualquier red de telecomunicaciones que quisiera; podía descifrar los diversos códigos con la misma facilidad que podía leer una enciclopedia en una noche, cuando era humano.

- La placa le pertenece a un vehículo robado de la República Checa y todo ocurrió en Praga, su capital; ellos venían de asaltar su Banco Central y lograron evadir a las autoridades, aprovechando la falta de fronteras artificiales que hay dentro de la Unión Europea.

            Kahena se aferró nuevamente a la silla de montar. Sin embargo, se llevó su mano derecha a su mentón porque meditó una idea.

-Espera un minuto: ¿entrar en su base de datos no es algo ilegal?, conociéndote a ti, yo diría que no es tu estilo.

            El caballo vacilo por un momento en lo que dijo su hermana, luego sacudió su cabeza a la vez que daba un relincho y respondió de manera tensa pero calmada.

- Vacha, no lo había pensado; creo que en mi avidez por ayudarte no me puse a meditar en el alcance de mis poderes, por lo cual deberé desarrollar mi propia ética de hasta donde usarlos o no. Sin duda alguna, procurare usar más a menudo google para buscar…

            Kahena lo interrumpió

- O viéndolo desde otro punto de vista: quizá no es lo correcto, pero a veces no hay opción. Sin embargo, los gobiernos son peores: echos toman la información privada de las personas de diversas maneras y las manejan a su antojo, por lo cual si debes realizar una violación a la seguridad de estas bases de datos, al menos no te sentirás tan culpable.

            Relámpago se limitó a asentir de con su cabeza lentamente.

- Entonces basta de charla, chevémoslos a su policía.

- Con mucho gusto, hermanita.

            Ceferino envolvió a los cuatro inconscientes individuos dentro de burbujas electromagnéticas, para entrarlos levitando al vehículo y luego cerró sus puertas con su electromagnetismo. Después Ceferino envolvió al mismo vehículo en una burbuja electromagnética, haciéndolo levitar en el aire. A los cuatro segundos de ese acto, Kahena estaba montada en lomos de Ceferino y éste también levitaba.

- Ahora vamos a República Checa.

            Despareció de la campiña francesa del mismo modo en que había llegado: como un rayo de luz.

            Siberia, Rusia.

            Un gigantesco cohete espacial Soyuz está a punto de salir de su plataforma de despegue, con destino a la estación espacial internacional. Llevaba a un grupo multinacional hacia allá, en virtud de los múltiples acuerdos de cooperación que se han firmado al respecto.

            Desde la cabina, los dos cosmonautas, ataviados con sus pesados trajes, esperan ansiosos el fin del conteo del centro de control.

- Cinco, cuatro, tres, dos, uno, cero, ¡¡¡despegue!!!

            La plataforma se separó del cohete, comenzando a elevarse por el aire; se desprendió poco a poco de las etapas que componían el vehículo y regresaban a la tierra producto de la fuerza de gravedad. Finalmente, cuando quedó el último módulo, uno de los reactores de la nave dejó de funcionar.

- Centro de control, aquí el capitán Karpov, cambio.

- Ha habido un problema con uno de los reactores; me temo que no podré despegar de la atmósfera.

            En el centro de control, todo el personal se miraba entre sí, quedando estupefactos ante lo que estaba pasando.

- ¡¡Aquí centro de control! ¿Cuál es su situación actual?

            El módulo poco a poco perdía altura, entrando en fricción con la atmósfera, generando chispas en el fuselaje de la nave, causando que esta se consumiera con el fuego, hasta que de pronto, había cesado. Sin que se hubieran dado cuenta, el vehículo quedó envuelto dentro de un campo electromagnético, que no sólo impedía que la nave se consumiera por las llamas, sino que hizo que se desacelerara la caída muy rápidamente.

            Sin que nadie lo supiera, Ceferino y Kahena estaban invisibles y levitando muy cerca del cohete. El caballo se puso delante de la punta del cohete y como un corcel arrastrando una carroza con riendas invisibles, lo descendió en trayectoria oblicua aterrizándolo suavemente

- Fue mucho más fácil de lo que pensé.

- Y sin duda, esas personas están a salvo – continuo Kahena -.

-  Control, no sé qué está pasando, pero parece ser que alguna fuerza desconocida ha frenado la caída.

            Ceferino hizo que el módulo descendiera lentamente hasta la pista de despegue de donde    salió.

- De verdad ha sido un día muy productivo; creo que ya estamos listos para realizar ese rescate.

- Si es que todavía están vivos.

- No seas tan pesimista.

            De pronto, la faz de equina de Ceferino cambia de expresión a una de leve angustia.

- ¿Vos te pasa algo?

- Acabo de sentir unas ondas infrarrojas rebotar en contra de mi cuerpo.

            Kahena abre la boca sorprendida sin gritar

- No me digáis que…

- Sí hermanita: nos detectaron.

- Pero vos me dijiste que tú eras indetectable al radar.

Lo sé, pero tal vez aún no a todos los radares, tenemos que irnos de aquí.

            En cuestión de segundos, surcaron el cielo dos aviones de combate rusos último modelo.

            Traducido del ruso

- Está violando espacio aéreo ruso, identifíquese

- Yo no veo nada – dijo el otro piloto

            En eso estaban, cuando una especie de luz intensa de flash ilumino sus cabinas, siendo acompañadas a los pocos segundos por un sonido de trueno.

- ¿Viste eso?

- No muy bien, quedé fulminado por ese relámpago o lo que sea que fuese…

-No es que sea supersticioso, pero, por Jesucristo, que nunca en mi vida me he asustado tanto, mejor salgamos de aquí.

            En la noche, Kahena estaba recostada en la puerta de la caballeriza de Ceferino, viendo los titulares de noticias en ruso y en checo desde su móvil.

- Lo bonito de dominar otros idiomas es que no necesitas una mala traducción -  dijo ella:

            Ceferino da un relincho y sacude la cabeza.

- O una traducción mal intencionada, como se han dado en ciertos casos a lo largo de la historia.

- Hay sólo unas pequeñas diferencias entre el checo y el ruso; al fin y al cabo, usan alfabeto cirílico, mira.

            Le llevo la pantalla de su móvil hacia su rostro equino, donde pudo observar los titulares en checo. Decía lo siguiente, “Asaltantes y vehículo robado aparecen misteriosamente frente al cuartel de policía”.

- Me alegro que nunca sabrán de nosotros; así podremos vivir en paz sin que me acosen por ser un fenómeno.

- Vos no sois un fenómeno, eres un…

- Kahena, ¿qué haces allí adentro? ¿Que no te he dicho de lo antihigiénico que es estar dentro de una caballeriza tanto tiempo?

- Es vuestro padre – dijo Ceferino

            Kahena se lleva las manos a la cara, con expresión de pena y angustia. A su alrededor, parecía que todos los caballos se solidarizaron con ella; estaban alborotados, saltaban sobre sus cascos y daban relinchos tan desesperados, que la baba espumosa escapaba de sus mandíbulas como poseídos por algún espíritu de rabia.

- Y ahora qué le vamos a decir, ¿qué hacemos? – pregunto Kahena -.

- Vos entended que ya es demasiado tarde para eso.

            Pelantaro Tahiel se puso frente a ellos, ataviado de su poncho tradicional y con una lanza en la mano. El diálogo se da en mapuche.

- ¡¿Qué haces aquí, hablando con un caballo sobre noticias que lees?!

- No estoy haciendo nada malo.

- Te exijo que regreses a tu cuarto ya, a menos que tengas algo importante que hacer aquí; no te quiero ver en este insalubre lugar.

- Papá, ella está conmigo, no con ningún animal extraño.

            Al escuchar eso, Pelantaro quedó bien atónito; incluso dejó caer su lanza en el suelo.

- ¡No puede ser, un caballo que habla y con la voz de Ceferino!! ¿¡Qué abominación es esta?!

- Papá, por favor, escúchame...

- Ceferino, tú estás muerto, pero tu alma se aferra a esta vida y por eso no te vas al más allá; sal de ese caballo y vete al 1Ngill Chenmaiwe.

- Esto no es como tú te lo imaginas – protestó el caballo

            Como por arte de magia, Pelantaro hizo levitar rápidamente la lanza, que se le había caído al piso, para agarrarla con su mano. Tras eso, apunto el arma al cuerpo del caballo y comenzó a invocar un hechizo.

- En virtud de mi poder de 2machis invocó a los Ngen para que, en nombre de Ngenchen, revistan la punta de mi lanza, la que heredé de mis ancestros, descendientes del gran cacique 3Galvarino, con los poderes del sol, la luna, la tierra y las estrellas.

            De todas direcciones, una multitud de haces de luz de color verdoso se concentraron en la punta de la lanza de Pelantaro, haciéndola brillar con una intensa luz verde mucho más brillante que el neón.

- ¡¡Oh no, la lanza de Galvarino!!

- ¡¡Así es hija, por eso te pido que me hagas el favor de alejarte de ese equino, que ha sido poseída por el alma de tu hermano!!

            La niña en lugar de acercarse a él, retrocedió para atrás, hasta estar más pegada a la puerta de la caballeriza donde sobresalía la cabeza de su hermano. La rodeo fuertemente con sus brazos.

- Haz lo que quieras, pero jamás me voy a separar de él

- Kahena, ¿qué estás haciendo?, esto es entre él y yo, no contigo – dijo Ceferino - .

- Sí, pero me juré a mí misma y a Ngenchen que no me volvería a separar de ti si te encontraba, por eso no lo haré.

- Obedece hija mía, no hagas que mi ira se vuelva contra ti. Las almas de los recién muertos no pueden permanecer en el mundo de los vivos; te causará mucho dolor.

-¡¡Basta papá, tú eres el que nos está causando dolor; incluso a los caballos!! – dijo Kahena.

            A su alrededor, el resto de los caballos menos Ceferino, seguían relinchando de miedo y estaban inquietos. Ante ese panorama, Pelantaro recitó unos extraños mantras en mapudungun con el brazo sin lanza extendida y la mano abierta moviéndola en todas direcciones. Todos los caballos se tranquilizaron de inmediato hasta volverse a dormir. Después de eso, escuchó una voz muy familiar.

- Escucha papá, yo no estoy muerto: mi alma fue arrebatada de mi cuerpo para quedar atrapada en el cuerpo de mi caballo Centella por obra y gracia del doctor Sigfried Mengele, el director de la escuela alemana.

            Pelantaro puso una cara de incredulidad.

- ¡¿Sigfried?! Con ese señor yo he tenido mis diferencias, pero jamás podría concebir que sea capaz de esto, ¡¡me suena absurdo!!

- ¡¡Papá, permíteme explicar...!!

- Explicar nada, es un alma en pena que debe ir al Ngill Chenmaiwe, para regresar como un 4alwe y  no  maldecir el mundo de los vivos. Vete, Ceferino, o clavaré esta lanza en tu corazón.

            Lo que no sabía Pelantaro es que hacer eso ya no era necesario; con el corazón hecho pedazos, el caballo pensó en sus adentros lo siguiente.

            !!Este es el peor día de mi vida!! !!Preferiría mil veces luchar contra toda Nueva Thule o que Mengele me abduzca de nuevo a lidiar con él!!  Ahora debo decidir qué hacer y sólo tengo dos opciones: una es tratar de explicarle lo sucedido, pero de todas formas me clavara su lanza mágica; puedo dejar que me clave la lanza para que se acabe esto… no, no: puedo hipnotizarlo con mis ondas electromagnéticas para que olvide todo esto y… lo malo es que eso sería manipularlo y es uno de los dos poderes que detesto usar. La última opción es… ¡¿por Ngenchen?!¡¿Por qué debo llegar a esto?!… sólo sé que debo hacerlo, porque hacerlo es lo único que me queda si quiero finalizar este drama; de lo que sí estoy seguro es que me va a doler más a mí que a él.

- Papá, siento mucho tener que mostrártelo de esta forma, porque yo también tengo mis propios trucos. Kahena, por favor, hazte a un lado.

- ¿No estás pensando en demostrarle, o sí?

- Es que él no me ha dado opción

            El pelaje oscuro de Ceferino comenzó a hacerse más claro, por la luz que emanaba de dentro de su cuerpo, hasta brillar con la luz de un relámpago. Casi de inmediato, el picaporte de su portón se abrió, permitiendo que pudiera mover las bisagras de la puerta para abrirla toda, dejando ver a Relámpago con sus patas levitando  a cuarenta centímetros del suelo. Su padre, quedó estupefacto, lo que provocó que cayera de glúteos al suelo con las manos apoyando la espalda, dejando también caer la lanza.

            El caballo envolvió la lanza, que todavía tenía el brillo de luz verde, dentro de una burbuja electromagnética, haciéndola levitar en el aire para mostrarla de frente a su sorprendido padre. Con todo lo que le permitía sus poderes, amplifico su voz como si tuviera un micrófono y le dijo.

- HOY TE ANUNCIÓ QUE TU POTESTAD SOBRE NOSOTROS SE ACABÓ.

            Relámpago rompió la lanza en dos mientras estaba levitando, para tirarla a ambos lados del cuerpo de su padre.

- Kahena, móntate sobre mis lomos; nos vamos de aquí.

            Luego de vacilar un poco, la niña accedió a la petición de su hermano, ensillando rápidamente su cuerpo para montarse sobre él.

- Adiós, oh gran lonco – dijo Ceferino tratando de emular reverencia.

            Caballo y jineta se fueron levitando no a una velocidad luz, pero lo suficientemente rápido para irse de allí hacia una buena distancia.

            Justo después de que estaban a varios metros de distancia, Pelantaro se levantó, extendió su mano derecha hacia el suelo, invocando el siguiente hechizo.

- En nombre de Ngenchen, te ordeno que te unas.

            Los dos extremos de la lanza rota nuevamente levitaron del suelo para unirse en el aire, luego de lo cual el lonco la agarró con su mano simultáneamente en el momento en que volvía a poner su mirada hacia sus  dos hijos.

- ¡¡Y no vuelvan nunca más, ya no son parte de la tribu; continúen su constante errar por el resto de sus días!!

            A cierta distancia de la caballeriza, Ceferino y Kahena, todavía en territorio de la tribu, hablaban entre sí.

- Aún no le encuentro una explicación racional a la magia de los machis o de donde venga; a lo mejor son ondas electro…

- ¡¡Ceferino!!, ¡¡ya deja de andar buscándole explicaciones racionales a todo cada rato, aún si realmente las tuvieran!!. ¡¡Cada vez que te comportas así, te pareces más a Mengele que a un mapuche!!

            Aunque no se lo dijo, ese comentario realmente lo ofendió. Nunca había meditado sobre eso, pero ya eso era difícil de cambiar; a menos que tuviera razón para ello. Por el momento, para zanjar la discusión y no perder más tiempo, le respondió

- Lamento haberme referido a nuestras creencias en esos términos; procurare que no vuelva a pasar. También lamento no haber esperado que te pusieras tu traje especial; no fue intencional.

- No teníamos opción, o eso o papá nos hubiera hecho pedazos, por cierto a estas alturas ya debió unir las dos partes de la lanza, seguro que nos maldijo

- No lo hizo.

- ¿Y cómo lo sabes?

- Lo escuché.

- Por Nguenchen, no pensé que pudieras hacer eso; ya hasta pareces Super…

- Tal vez tiene que ver más con el hecho de que ahora soy un caballo y mis oídos son mucho más finos, bueno, ahora debemos concentrarnos en buscar lo que nos podemos llevar.

- Tristemente no nos podremos llevar todo lo del depósito. Oye, una cosa más, necesito saber algo.

- Soy todo oidos

- Ya sé que puedes envolver en una burbuja electromagnética cualquier cosa, manipulando la fuerza de gravitación del 5cualquier cuerpo que encuentras con tu electromagnetismo, moviendo las cosas a cualquier lugar. Pero eso no explica cómo hiciste para romper la lanza de papá, si tú sólo puedes manipular los objetos metálicos.

- No lo hice

- ¿Cómo?

- Sólo comprimí la burbuja electromagnética que la envolvía, para que se curvara desde el centro hacia los lados, logrando esa acción.

- Si no te conociera, diría que eres un Macgyver con superpoderes.

- Ah, Macgyver, je,je, ya estuvo bueno el espectáculo; hay que irnos de aquí antes de que papá use su investidura de machis para reunir a los demás y traten de espantar mi alma errante de este plano.

- Sniff, voy a echar de menos a mi familia y a mi tribu.

-Sí, yo también, por eso me intriga que me quieras acompañar, ¿que no ves que el destierro de la tribu es peor que la muerte, entre nosotros los mapuches?

- Tu desgracia es mi desgracia, hermanito, tú no hiciste nada malo para ser desterrado; Nguenchen lo sabe muy bien.

- Tendré que soportarte; de todos modos, no me puedo deshacer de ti.

- Je, je.

 

- Ambos levitaban en el aire hasta el hostal, pasando cerca del totem funerario de Ceferino, al que el equino le puso mucha atención. Quedo estático en el aire mientras miraba aquella escultura de madera de casi cuatro metros.

- Aunque sé que vos no estás muerto, no entiendo por qué le pones tanta atención y de esa forma; de todos modos, es un bonito recuerdo de ti.

- Querida hermana, no sé si lo que voy a hacer será sacrilegio; lo que pasa es que ya me harté de esta charada de que me crean muerto. Aunque si aun así lo quieren creer, no tengo problema con que hagan otro.

            Del cuerpo de Ceferino emanó una poderosa descarga electromagnética, que hizo añicos el totem, en cuestión de milésimas de seguro, causando que él se protegiera con un campo electromagnético de las astillas que salían desprendidas de aquel objeto.

- ¿Era necesario que hicieras eso?

- No lo sé, pero por lo menos me siento mucho mejor. Ahora vachamos hasta nuestro granero, a buscar las cosas que podremos llevar.

- Perdóname si soy necia, es que necesito saber, ¿si vos volvieras a ser humano, regresarías a la tribu?

-  Jamás, porque papá debería amarme del mismo ahora que cuando era humano y no lo hará.

 - ¿Y vos no estás siendo muy duro con él?, esta es una situación anormal que nadie esperaba.

- Su yugo ya no se extiende hacia nosotros. Ya no somos de la tribu y no tenemos nada que perder; si hemos de morir, será luchando contra Mengele, sus secuaces de Nueva Thule y los del área 51..

            Entre tanto, en las caballerizas, Pelantaro estaba postrado contra el suelo del lugar, apoyando sus manos sobre el palo de la lanza, que estaba perpendicular a su cuerpo. Rompió en llanto.

- ¡¡Oh gran Nguenchen, ¡¿por qué permitiste que esto me pasara, que pecado he cometido contra ti?!

- Se levantó, y con el extremo de su lanza apoyada en el suelo, ahora paralela a él mientras la agarraba. Dijo para sí mismo mientras enjugaba sus lágrimas.

- Desde hoy, Kahena y Ceferino están muertos para mí, -solloza- sólo espero que Nguenchen tenga piedad de sus almas en pena.

- Y se retiró, caminando como el altivo lonco que era.

            Levitaron hasta llegar a las puertas del depósito, cuyas puertas se abrieron luego de que Kahena se bajara de los lomos de Ceferino para abrir la cerradura, entrando ambos por su ancha entrada. A continuación, Kahena procedió a sujetar las alforjas contra los lomos.

- Todas las alforjas las dejé impregnada de material aislante, de modo que si usas tu electromagnetismo, sólo causarás que el flujo de energía pase por ellas sin causarles daño. Además, también tienen imanes pegados en ciertas partes de la tela, para cuando aumentes tu poder electromagnético, funcionen como resistencia para contener el voltaje; todo tal como me lo planteaste y siguiendo el diseño que ambos hicimos.

- Incluso los pintaste de negro.

- Si no lo hacía, esas alforjas te harían ver como un caballo de carga de la primera guerra mundial.

- Tiene razón papá cuando dice que ustedes las mujeres le dan demasiado valor a lo estético, ¿no se supone que nadie va a saber de nuestra existencia, excepto nuestros enemigos?

- ¿Por qué a vos los hombres les cuesta apreciar la belleza de todo?, bueno, no importa, hay mucho en qué pensar. Por cierto, acabo de recordar que tengo otra cosa para que dejes de parecer un caballo de guerra; espérate.

            Ella se acercó hasta una gran cesta de mimbre, decorada con una cinta rosa y enlazada en el centro de su tapa. Abrió la tapa, dejándola colgando hacia atrás sujeta al cesto por debido a que formaba parte de este, como si todo fuera una sola pieza, gracias a un pliegue del mismo material que a la vez le servía de bisagra. Sacó una larga capa blanca, con líneas plateadas cosidas paralelamente a los bordes y a unos centímetros de distancia; en el centro de esta, había un círculo alado, pero no cualquier tipo de alas, sino relámpagos bien delineados y del mismo tamaño; dentro de ese círculo, la cabeza de un caballo a todo galope, sobre un fondo de tres colores en orden descendente: celeste, verde y rojo. Tanto los relámpagos, como el marco del círculo y la cabeza eran de color plateado, el mismo que el marco de la capa.

- Trabaje esto en mi clase de costura; espero que te guste.

- Supongo que eso también es parte de la decoración.

- ¿A ti no te gustaría sentirte bien contigo mismo?, lo estético no es solamente para que todo el mundo te vea: es un reflejo de cómo te sientes por dentro.

- Bueno... tal vez no me pongo a pensar en esto por el hecho de ser muy práctico.

- Entonces perdóname si cho soy muy romántica. Por cierto, en la mesa de proyectos te dejé otro regalito para ti; es de titanio, ¿lo podes atraer?

            Así lo hizo, llegando hasta él una pieza en forma de collar, que Kahena agarró mientras levitaba en el aire. Tenía un brillante color metálico, con una forma ergonómica que le permitía ajustarse al cuello del caballo: era más estrecha en los extremos que daban a la nuca, curvándose ambos extremos hacia adelante, hasta volver a unirse en el centro a la vez que se ensanchaban, siendo más gruesa hacia el centro. Allí tenía plasmado el mismo símbolo que en la capa.

- Esto es para ajustar la capa contra tu cuello, de modo que ahora tendrás algo parecido a un uniforme.

- Ahora sí me siento como el superidiota de los cómics y a su gemelo el capitán pendejo.

- ¿Eso crees?, pues déjame decirte que echos son gringos, blancos y les sobra ese complejo de superioridad que no tenemos los mapuches. Además, como caballo eres más guapo que echos dos.

Ella lo miro con ojos vidriosos y Ceferino se sonrojo – No se podía notar por lo negro de su pelaje, pero sus gestos lo delataban -, pero luego reacciono; sacudió su cabeza, hizo un sonoro relincho y riposto con la siguiente pregunta, como para desviar la atención de aquel gesto, que su querida hermanita noto con demasiada atención.

- ¿Y si nuestras vidas fueran de pasquín y nos acusaran de plagio?

- Lo dudo mucho: hay un montón de superidiotas con capa y trajes, como los supervichanos que tú me describiste. De tal modo que, si cha existe un super ratón, también falta un super caballo.

- Por favor no vuelvas a chamarme super, por muy chistoso que parezca. Prefiero que me llames Relámpago.

             Ella prorrumpe en risa.

- Vos fuiste el que empezó el chiste.

- Je,je no me opongo a todo esto si te hace feliz, pero me pregunto algo ¿no parecerá grotesco que cuando me montes y pongas tus pies en los estribos, ambas piernas se aferren a la capa, impidiendo que esta se deje llevar por el viento, como vos pretendes?, esa imagen se vería muy grotesca.

- No si observas los cambios que hice, te los voy a mostrar.

 

            La niña le puso la capa, sujetada por medio del collar de titanio. Aquella prenda le cubría la totalidad de sus lomos extendiéndose a sus costados, sin ser demasiado larga para ocultar sus patas, pero logrando cubrir sus glúteos, incluyendo la cola. Los bordes se extendían oblicuamente hasta estrecharse en el centro del collar.

- Creo que Clark debería escogerme a mí como mascota en lugar a ese Kripto.

- Kripto hace todo lo que le pide Clark, en cambio todo lo tucho es tu propia iniciativa. A propósito, lástima que no tengamos espejos aquí, vos verías lo guapo que te ves. Tienes que ver algo ¿Recuerdas lo que es la electrostática?

- Sí, la acumulación de voltaje eléctrico en un cuerpo con poca capacidad de conducción, por cierto, creo que ya entiendo lo que quieres decir.

-  Que bueno, entonces provoca una leve carga y observa qué sucede con tu capa, hecha en parte de material 5piezoeléctrico.

            Así hizo, logrando que la capa no sólo quedara firme en el aire, haciéndole parecer como un caballo de alas delta con un brillo amarilloso y los marcos, antes plateados, ahora iluminados de luz color amarillo neón.

- En verdad te felicito, parecen alas delta cuando les aplico electro estática; me hace parecer como si tuviera forma aerodinámica. Ahora falta que respondas a mi pregunta de cómo piensas montarme con esto puesto encima mío.

-  Te lo mostraré.

            Justo delante del logo, había un espacio de la capa que fue recortado para bordear la silla de montar. Allí, la niña se sentó en sus lomos, con los pies en los estribos.

- ¿Ves que es posible?

- Ya veo, otra cosa, me parece ver un logo justo detrás del espacio que ocupas.

- ¿Vos podes hacer eso? Lo extraño es que la capa ya está sobre vos.

- Por supuesto, también puedo ver a través de la piel: es un círculo alado con dos relámpagos perfectos; el círculo es bordeado por un aro plateado, del mismo color que los dos relámpagos; dentro del aro hay un fondo celeste, verde y rojo, como nuestra bandera mapuche y sobre este, la cabeza de un caballo a todo galope de color plateado. ¿Tú hiciste eso?, se nota que te inspiraste bastante.

- No imaginaba tampoco que pudieras ver a través de la piel. Volviendo al asunto, sí es cierto, cho me rasqué los cabechos tres noches seguidas con el fin de crearnos este logo, que también ocupa el centro de tu collar. Ese símbolo representa tu esencia: eres Relámpago, el campeón de la nación mapuche; el hijo equino de Ngnechen, que aplastará a los falsos dioses de Nueva Thule y a los gringos del área 51. Espero que esto nos sirva de inspiración; necesitaremos eso y mucho más para enfrentarnos a lo que nos espera.

- Gracias Kahena, será un honor para mí portar este estandarte.

- Qué bueno que te hacha gustado; ahora procedamos a tomar lo que nos podemos llevar, a la vez que me pongo mi traje y tomo los ponchos en una de las alforjas.

            Entretanto, en algún lugar helado del mundo.

            Había un grupo de desnudos jóvenes mapuches sufriendo el rigor de las temperaturas bajo cero. Eran observados por enormes soldados thulenianos, con trajes en una sola pieza que hasta tenían una capucha que les cubrían toda la cabeza, excepto el rostro.

            Entre ellos había una científica, con una complexión parecida a la de ellos, mismo vestuario, excepto que a ella se le podía ver toda la cabeza; incluso su cabello al viento.

            Uno de los thulenianos tenía tomado por el cuello con dos de sus dedos a uno de los mapuches que ,pese a todo, lo miraba desafiante hasta que quedó inconsciente. Después de eso, el soldado lo lanzó hacia la pira que formaban sus compañeros.

            Traducido del alemán

- Doctora Hessel, todos están otra vez amontonados en el mismo rincón.

            La científica estaba escribiendo en una pantalla holográfica, que era proyectado en el aire sobre unos teclados igual de virtuales. Lo que escribía iba apareciendo en el cuadro arriba del teclado digital.

- Ese resistió diez segundos más que los otros, pero lo que me llama la atención de estos guerreros primitivos es su actitud desafiante ante la desgracia que están viviendo. Ahora voy a escribir mi informe, en donde le expresaré a su excelencia que, pese a que el experimento no dio resultados esperados, sugeriré que me facilite fondos para uno nuevo: esta vez se tratará de probar el valor de un guerrero primitivo en una situación de guerra, pero en un ambiente como la Antártida y desnudos.

 

 Continuará...

 

Notas

1. Ngill Chenmaiwe: Lugar sagrado a donde van las almas de los muertos/as para recibir una preparación por parte de seres superiores y así poder regresar al mundo de los vivos como un alma guía.

2. Machis: Entre los mapuches, es el equivalente a chamán. En los últimos tiempos, han sido mujeres las que más realizan ese rol, sin que necesariamente se excluya al varón

3. Galvarino: Legendario jefe mapuche que se distinguió en la lucha contra los conquistadores españoles. Cuentan las fuentes que cuando estos le cortaron una mano para disuadir a su gente, Galvarino, en una muestra bizarra de valor, pidió que le cortaran la otra mano y así fue.

4. Alwe: En la mitología mapuche, es el alma del mapuche que muere pero que regresa en forma de espíritu guía del Ngill Chenmaiwe hacia sus parientes vivos.

5. Piezoeléctrico: Es un fenómeno que ocurre en ciertos cristales, que al ser sometidos a fuerzas externas, cambian de forma, desarrollando características eléctricas en su superficie. El fenómeno también puede ocurrir a la inversa, cuando la fuerza eléctrica viene del interior del objeto en donde están adheridos.

 

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